No saben como toleré en pequeños momentos
las cenizas interminables en el tam tam
del ulular que me había robado
los guantes en Pompomtumto,
los cementerios como plantas lentas
porque las manos se me helaban de frío.
El vivir una aventura inexacta
aunque estoy seguro en la mímica
como anda el peligro, sus molinos silenciosos
quién era el ladrón
un tigre despeinado sumiéndose pantano
no le habría hecho nada tampoco.
Mi espesura es como un túnel,
soy de ónix papera cobarde.