Miramos fotos de torres,
elementos naturales sumergiéndose
en hondonadas de ruido.
Bajamos a través de los párpados a los cráteres.
Una intrépida hormiga tramita con un gato
la semilla del limón, boca abajo, boca arriba.
Perdóname, no pretendo el reproche,
ni una llave sombría,
ni siquiera hilar en silencio,
pero es el viento acercándose
a las ventanas
con el olor de la tierra apasionada,
ávida,
el que me va apagando con su llama,
transparente con su llama.