Domingo: que salir al recreo por las ventanas, que (a veces) es mejor que nunca desde entonces.
Sábado: que hacer sonar una canción sobre la brisa en la que viajamos al sur desde el norte de vuestra lluvia, que repartir la noche y el día entre todos sus paralelos y sus meridianos y entre todos los abajos que viajan a nuestro lado.
Viernes: que mirarse a través de la pared desde detrás de los sueños para no despertar al 'aun'.
Jueves: que reconstruir los lápices, que rellenar las tizas, que tropezar tontamente en una sonrisa.
Miércoles: que dejarse el pan y comerse las migas. Que aun así, atragantarse.
Martes: que dejar por escrito lo que hay que borrar, que borrarlo y volverlo a escribir, que reescribir con buena letra en lo imborrable.
Lunes: que lo inmortal debe morir antes que comerse el alma con las manos, que nos perseguimos desde entonces. Que duramos menos, que nunca es mejor que desde entonces (a veces).