Así, en presente pluscuamperfecto,
voy hablando del trozo de universo que yo soy,
de las estrellas subcutáneas
contra la enfermedad de mi sangre,
de mi otro cuerpo que da caza
al ángel de la anemia.
En el cielo voy depositando
por fin
las arterias,
los leucocitos del alba, y sobre el bigote
de las nubes
la linfa.
Amo
de nuevo
tan bien
todo:
el Mediterráneo ligero,
la prohibición que había olvidado
de envejecer,
la gavilla vacía
por fin
de las noches de analgésicos.
Y sobre todo, sobre todas las cosas,
éste corazón enjabonado, preámbulo de pájaro,
corazón de ala y aeropuertos,
arco de violín,
príncipe de los pilotos: mi corazón músico.