El Canto
Cómo explicar, entonces, la estrella en mi estómago.
O el pájaro en mi garganta, que, según pasa el tiempo,
bate sus alas más y más furiosamente. Debo mantener
la boca cerrada para impedir que sus plumas
se salgan. Y qué gran problema causaría
una sola canción que escapara. Qué hermoso problema
traería a nuestros pequeños, pequeñísimos mundos.