Seguramente es la presencia de la sed
la pequeña lluvia que me acompaña.
Ahora he volado
contemplando mis nombres
con las luces encendidas
y sin embargo
no me dicen nada.
Seguramente
beben de mi sangre
o simplemente fueron
lo que hice con el miedo.
Se ha vuelto pájaro
la presencia, esta manía de ser sombra
para hablar de lo que no es
luz para hablar de lo que no conozco.
Seguramente
me invaden la paciencia
las cosas que no vuelven
y tiemblo.
Cuánto perdido
en la ganancia,
cuánto ganado en la pérdida,
cuánto pesa el lápiz que cuenta
y el vaso lleno.
Ser es inocente.
Aún me atrevo
a la sed de siempre
como si no pasara nada
cuando faltan las palabras
que van detrás de naufragio.