'Me salvé del uniforme pero un buen apretón de manos me devolvió a la trampa. Una cálida inmensa sonrisa que te tiene clavado en su NO SABES CUÁNTO ESPERAMOS DE TI. Puedes imaginarte cómo funciona; siguen apostando aunque el caballo se haya muerto. [...] No es tan fácil que confíes en ti mismo cuando todos confían en que seas alguna otra cosa distinta. [...] Siempre habrá un tío en la televisión que diga que somos delincuentes. Pero eso ya deberías saberlo. Dirán que no tienes una escala de valores bien definida, y que no te han dado suficientes consejos. Olvídate de los consejos. Los consejos no son más que una forma de muerte prematura y hereditaria.
Olvídate del mapa, pero no te olvides del tesoro.'