[...] me has dado demasiado.
Yo quiero, ahora, todos los caminos.
Lo quiero todo: con alma gitana
ir cantando a robar,
sufrir por todos al escuchar el órgano,
como una amazona galopar al combate.
Leer las estrellas desde la negra torre,
guiar a los niños a través de la sombra...
para que sea leyenda el día de ayer,
que cada día sea prodigioso.
Me gustan la cruz y la seda y los cascos,
mi alma es huella del instante.
Me diste una niñez como un cuento de hadas,
y debes darme la muerte a los diecisiete años.
(Marina Tsvetáieva)