Como si yo supiese dibujar
en un pedazo de eternidad
y me hubiesen retado
a retratar el amor que querría,
perfilando su ritmo y su carácter,
aquí estuviste.
Y que estuvieras aquí es una respuesta
que no tiene pregunta,
y un futuro con billete de vuelta:
volver a recorrer mis 30 años
en un tren que suele dejarme
en una estación a punto de caldearse,
donde aún puedo cogerle un hilo
a la memoria del fin
de aquel pequeño invierno.