Amapolodromo

A través de la piel
la posibilidad de un nuevo disfraz,
una pantalla de vídeo de alta definición
por centímetro cuadrado de sistema nervioso.
Tocar
para establecer con claridad
que se mira a través del tacto
(de las caricias,
para ser más exactos)
Es una historia muy extraña:
al parecer la piel es sensible a la luz,
porque no todo en nosotros
es nosotros
también somos otras cosas
que miran
a su manera.
Somos disfraces serenos.
Hay que tener más cuidado
con los disfraces
que no nos ponemos,
con los que nos ofrecen
para hacernos palidecer
de envidia
o lo que es lo mismo
para hacernos
d
e
s
a
p
a
r
e
c
e
r
.
.
.

mejor seguir el ritmo de los cabellos
bajo la luz que nos cambia caprichosamente
como las palabras que hacen crecer
esta escritura sobre la vida.
Nuestro tiempo se acaba y empieza un poco
a cada minuto. La luz habla, explica,
así es el tiempo, tiene esta sombra,
o esta otra
A veces los pájaros se vuelven locos todos a la vez
para que les prestemos atención,
y lo consiguen.
Persiguiéndolos con la mirada
olvidamos el tiempo, la luz,
los recuerdos.
Flotan en el aire, sin camino.
Seguramente lo único útil
de esta desafortunada charla
sea seguirla hasta este momento
en que llega a una cornisa
desde la que cualquier cosa,
animal o persona
(en ese orden)
pueda acompañarlos
echándose a volar
sin más.