Llovieron las respuestas. Mas tarde, a medida que afloraban los railes en todas direcciones y zarpaban trenes allanado colinas y agujereando montañas, casi perversos en su feroz deseo de llegar a su destino. En las orejas entraba el ritmico lamento de los railes, y entre tanto todo vibraba como fatigado, como emocionado - una especie de tic perpetuo que te iba desgastando el alma. Y por la ventana - por la ventana, mas alla del cristal, iban desfilando los añicos de un mundo hecho pedazos, perennemente en fuga, desmenuzado en millares de imagenes que duraban un instante, arrancado por una fuerza invisible.
Escrito por U U a las 30 de Septiembre 2004 a las 03:53 AM