Las armas han caido y una flor tiene un plan para esta medianoche. En los campos aparecen los rastros, de caramelo rojo, de vara de espinos, de mensaje en blanco. La mañana comienza con un desvio hacia el cielo, con los brazos en telaraña, con la cicatriz desierta.
De trapo. Los edificios son de trapo, los jardines de sueños, las aceras cantan la cancion de caminar.
Todo de agua dentro, los patos de alas tibias, los dias que vienen y van. El tranvia que nos lleva a los museos donde llevamos los cuadros de nuestro comedor. La llama nos lleva, de agua por dentro es la escarcha y el hielo y el glaciar. Y nos escondemos en el agua y en el fuego, riendo como cometas. Tranquilidad, confianza, pase lo que pase, no es el final.
Pase lo que pase, sin elipsis, el niño escribe con tiza de colores en la pizarra de sus dias, y no se cansa, de esos azules, rojos, verdes, blancos...