18 de Octubre 2006

Resistencia

Qué parecido el cruzarse en silencio de las flores
al movimiento de los planetas, ambos espejos silenciosos,
ambos trazando una caricia, extinguiendo una luz.
Residencias de la sombra, cuando el árbol
se constituye como un rayo enfermo, y nos traen
y nos acusan de estar aquí con secretas arañas.
Despedirlas es
como desvencijar una radio
en la que ha sonado la aurora. El rosal de la noche
también cruje, hebras oscuras tiemblan en los
cristales de tus ojos pero te envuelves con un corazón
y ahora podemos decir cualquier cosa dejar
que el destino nos inmovilice con su perfume.
De uno de tus pies llegamos al mar,
de tus dos labios al helecho sin nombre
de los besos, a alcancías de nubes, de ramos blancos.
Cómo nos movemos apaciblemente
en las horas, susurros, masas transparentes
rodeadas por cabellos de sangre, mi olvido.
El pez elástico del jardín enumera herméticamente
los signos de fuerza, los laberintos. Una flor
nace en tu aliento. Quisiera que la sal detuviera
estas manos, ocultar el eco mundano
con nuestras poderosas campanas de pura carne.
Así, en estos ojos no ha muerto,
así, oponiéndose al pálpito, nos sobrevive
como un asesino de oro, descansamos embriagados
por su árbol de tiempo.
Un poco, me temo, como la lluvia.

Escrito por U U a las 18 de Octubre 2006 a las 06:36 PM
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