23 de Octubre 2006

Rama

La espera con su lava triste, el alcanfor alineándose
en el horizonte, la sal navegando con los ojos abiertos...
Así atrae a esos pájaros el silencio, con dientes de chocolate
abrasan el papel del otoño: si ahora nos vieran establecernos
en sus comedores, si sus gatos de cristal liberaran los senderos
de la lluvia, qué absurda guerra de caricaturas encontrarían.
Crujimos los ahora huéspedes sobre los raíles de los cerezos,
observamos la batalla con sus suspendidos ojos rojos. Cuánto
desencadenado en sus raíces cubiertas por las venas de la amapola,
ya pasa sin tregua el lunar del mediodía
y los rostros con su furia constructora tañen el agua.
Una angustia de tigre irrumpe en los arroyos cantando
sombras azules, se incrusta el ácido en su sonido talar.
Cruza el campo el susurro de los frutos del cementerio,
'esperad' -predicen- 'la lápida de frescor'. Aman tallos viejos
y espinas de pez negro, abren ríos rosas de palpitar como armas
o ríos de sangres claras sobre el olvido, senderos besados
por esfinges, espacios extremos para la lanza que se abre
en el dolor donde se tensa la vida. Sauce creciendo sobre
el ataúd en llamas, ausente relámpago en las trenzas de los
lirios, elemento de flor torcida aullando como un agrio planeta.
El peinado deshecho de los molinos desesperados,
niños que bajan a las alcantarillas a correr y gritar, noches sordas
de esperanza como ángeles desnudos que anuncian
la tierra blanda del placer con inexploradas lágrimas,
descansa la tierra y extrae pequeños gemidos que
narran nuestras casas deshidratadas con hilos anteriores
a la nostalgia. Viajar desde entonces con papeles de calco,
extender la mano inflamada de anzuelos
para robar la distancia cuarteada del pasado.

Escrito por U U a las 23 de Octubre 2006 a las 07:08 PM
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