La esperanza clara, el río de jazmín,
unos ojos que deshacen el agua. Sonrisas
en la vida húmeda, mil veces.
Un bello animal se escapa arqueándose
hacia el cielo, levantando un cuerpo inflamado
de fuentes.
Deseé éxtasis, luego paz.
El deseo no dañó la realidad,
ni ahora ni nunca he vivido.
Los mosaicos avanzan hacia las rosas,
en escaleras translúcidas descienden hasta el mar.
La vibración de su sendero es como un arcano
al final del cual se sumergen los ángeles.
Saber que duermo, y en esa placidez
ser,
existir.