Descuidos andantes empequeñecen esa inmerecida dicha,
cánticos metálicos q azotan dulces en mi cabeza.
Narices de payaso me asolan. Unidas forman pasillos,
los dominan con risas chirriantes,
un quehacer,
q no es quehacer,
un quizá o mientras tanto...
y apaciblemente me trae de vuelta
sus suaves líneas,
al frente,
un cuadro alado
lleno de flores y estrellas doradas q suenan
desnudas
atrapan conscientes todo método dormido
y son dispares
¿semejantes?