¿Como pude dejar esta casa?
el polvo granate
y alguna ardilla,
las hermosas píldoras...
Por un momento,
la forma en que viví.
La amé como a una hermana,
como a un cantante,
como a un león,
como a un vagabundo.
Le dí mi sangre,
mis ridículas elegías,
mis poemas a medio hacer.
Quise que lo tuviera todo de mí.
Años de tuberías que goteaban,
años sin teléfono,
en los que solo pensaba
en llamar a la gente que quería...
¿Por qué no se derrumbó?
Daba tanto calor
que me sentí amado siempre.
Fui alguien,
a veces el chico
de la canción que escribía,
otras veces un fantasma.
Ojalá pudiera perdonarme
por cruzar esta puerta aquel día.
Mis ojos trastean
por las estanterías,
quizá buscando
la última carta de amor.