... sin embargo ahí estás,
buscando seguridad como un pajarito
cuyo lustre va despareciendo.
No quieres hablar de tus pastillas,
ni del ciervo salvaje que te mira con ojos fundidos
desde la ventana del patio trasero,
ni de como llegó hasta aquí desde quien sabe donde
para poder oler la belleza que amontonas en la basura.
Últimamente solo conoces personas buenas o malas,
las malas tienen cola de dragón y son tan ominosas
que van dejando escamas por donde pasan,
así que intentas exhalar fuego, pero te consumes.
El secreto es simple: cuando la nombras tres veces,
la muerte no aparece de detrás del espejo.
Te has estado odiando tanto a ti misma
que considera que su trabajo ya está hecho
cada vez que te observas en el reflejo.
Nosotros te recibimos clara, con tu rostro
de cuando empezamos a ser amigos.
Nadie quiere ser dañado, memoria,
aunque el hilo del dolor sea el más fino,
aunque la aguja sea imposible de enhebrar...