Hematomas de domingo y comida fría
presentaba secuelas:
una cojera
seis o siete puntos de sutura
que le hacían
un gesto de cicatriz como un
intento de sonrisa.
dijo que seguía dormitando
en una pesadilla,
que creía que soñaba...
me casé muy enamorada
se atrevió a escribir en su diario.
el horror
tiene esa puta necesidad.
de mostrarse
tal como es.
(Gsús Bonilla)
Cristina sabía que yo estaba esperando a Luis.
Pero Luis esperaba a Alicia,
que estaba esperando a Pedro,
y que esperaba a Cristina.
Cristina esperaba a Andrés.
Nadie me esperaba a mí.
En ésta historia, soy la chica a la que nadie espera.
Me convences y
para olvidarnos un poco
apagamos las luces
de los que se acuestan
de los que respiran
de los que llegan a tiempo
de los que conspiran
contra los pájaros
dentro de sus elegantes
camisas
más que de fuerza
más que de nadie
de los que borran
el color de dentro
de tus venas.
Apagamos
las luces
y
sólo se va la luz
a me
dias
porque nosotros
también nos equivocamos
a veces también dormimos
también decimos: palabras
a veces
de noche
sin latidos que latan
sin ojos que tarden
sin huesos
y eso que pensamos
a veces
de nosotros
lo confirma.
Ven pronto
Tengo más aire del que me queda.
Una flor se abre cada vez que enhebro una aguja.
Éste es el río de sangre que agita mis nervios,
ésta mi lengua mojando mis dedos
y todo lo que fluye de mis manos.
Sigo lloviendo sin pausa,
sigo nevando,
hasta que entienda el mundo.
Sin mí no tengo salvación,
sin mí no tengo amor.