4 de Agosto 2006

Tránsito

Las razones por las que abandonamos
siempre,
pues el hombre actua siempre
como un hombre,
se recogen en largos libros
en todos los tiempos.
La historia de cada hombre
es la historia de un abandono.
A veces abandonamos
con serenidad y calma,
nos anteponemos a lo que
la naturaleza manifiesta
en la podredumbre.
Otras veces, alguien
abandona por nosotros,
quizá desaparece en un sueño
y nos despierta, quizá no caza un animal
que a todos nos ignora.
Los ojos aceptan la esfera
que voluntariamente nos aflige,
como único obstáculo
colocamos el viento,
y todo en adelante nos parece
imposible. Cuánto ignoramos
de la verdad y de la mentira,
solo lo anunciado por nuestra lejanía
nos impresiona.
Vencidos en la llanura, el hálito vital
y la carne como una flecha
que avanza hacia la oscuridad,
huesos rotos desasiendo los placeres
en que nos instruía el miedo a la muerte.
No fuimos impíos. Quizá nuestra piedad
nos hizo injustos. Vivimos
tejiendo un astro de azar. Mil hombres
no conocen nuestros nombres.
Perduraremos en el abandono,
en la causa de su ruina.
Invocado está
en todo lo que fue.

Escrito por U U a las 4 de Agosto 2006 a las 07:09 PM
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