Mi alma es el humo blanco de la tarde que se para
con los ojos en blanco y pregunta:
¿por qué garantizarnos un evangelio?
no somos los primeros en darle la vuelta en el horno a la noche
ni nuestra danza es un espejo que heredamos de lo visible -
dudo -
por todos los cielos, estrellas, dejad de emparejaros:
¿dan caza los planetas a los mortales? en cualquier caso,
a través de la destrucción en la que aventuraré mi sombra,
contra la maleza en la que se confundirán mis plegarias
aprenderé trastornos a través de una luz renovada
y probaré el Cielo metiendo en mi boca un grano de trigo -
o al menos lo intentaré.