El Comprador de Sueños disfraza de arcoiris los espejos.
La Tiniebla lleva un sombrero ridículo.
El pesimismo no da la felicidad, pero ayuda mucho.
El mal se elimina con un suspiro los días de canciones estúpidas y confetti. Arcadas de cartulina más allá del cielo, en la helada sensación de disparar y no adivinar el blanco. Se acerca la nieve, pero su disco es lento, y el tiempo procede a separar la raíz del cuerpo, el mar de la orilla, las rodillas del alegre sangrado. Nada otea el pasado con tanto cinismo como el espíritu.