'Preguntó a alguien:
- ¿Quién es esa niña?
Y se lo dijeron.'
'No siento tristeza, sino gratitud. Si he vuelto a Ítaca, siento que tengo que dar las gracias a una multitud de personas, incluso aquellas que ya he olvidado, que al amarme o estar simplemente a mi lado, con su fraternal presencia no sólo me han ayudado a vivir sino que son, tal vez, mi misma vida. (...) Quizá un bultito que me he descubierto otra vez en el pecho me recuerda la sombra con la que debemos convivir. Toda vida contiene la semilla de su destrucción. Pero mañana partiremos todos juntos e iremos a nuestras islas habitadas por los dioses, Cherso, Unie, Canidole, Oriule, la Levtera. Durante doce días también yo seré inmortal.'
'El tiempo no había pasado por aquella casa de señores rodeada de árboles centenarios, coronada de chimeneas, con tejados y terrazas, acogedora como Teresa... Teresa allí, sentada a contraluz, nimbada de claridad gris, inmóvil como si escuchara la lluvia. Estaban el uno frente al otro, sin reprobaciones, con una especia de alegría ahogada. Dios mío, tanto sufrir, ¿para qué?. La vida estaba allí, rallada de arrugas, con las manos temblando ligeramente, aún cargadas de brillantes, con los ojos llenos de inteligencia y de espera. 'Siéntate'. Eran medio extraños y medio conocidos, con las palabras de amor más allá del tiempo como impactos de metralla en una pared cansada.'