a mi derecha,
por las cortinas cerradas,
se filtra un poco de luz
al fondo, un trozo de cielo
lo acepto: está nublado
pero te lo repito:
se ve un trozo de cielo.'
las hermosas tardes
del comienzo del verano
un ancho tejido
donde vuelve atrás
y se detiene
casi sin tensión
la eternidad
cielo azul
hasta el final, y gotas verdes de cipreses
y limoneros
La elocuencia, el espacio,
el fin, la perfección...
demasiado pesados
para una eternidad. Fui, estuve.
Nunca volví,
ojalá hubiera podido.
Demasiado ocupado
ahorrando vida para la sombra.
Quizá soñé alguna vez
en descuidar el trazo,
sentirme arropado
por los dibujos
que coloreamos.
Si soñé así,
fui feliz.
El pasado:
las visitas deberían ser
poco comunes.
Allí ya no hay nadie.
Solo un ciego
sería capaz de repartirse
tanta luz.
Te miras al espejo tres veces antes de empezar a cepillarte los dientes. Mientes solo cuando no queda más remedio. Te maquillas con la misma cosmética desde los trece. Enciendes velas para leer. Te metes en la boca un sandwich vegetal a las nueve, un poco de carne de pollo y una ensalada a a las dos. Cenas un par de tomates con sal y algo de fruta a las diez. Miras de reojo a la vecina que no te saluda, para no verla. Te vistes despacio, eliges cuidadosamente cada complemento antes de salir. Dices algunas cosas que ya sabes desde siempre, miras con cierta profundidad cuando te asusta ser vista. Te tiñes el pelo de un discreto nuevo color cada semana. Eso, y mucho más, una tarea hercúlea, es lo que haces tú para sobrevivir. Porque sabes que todos hacemos algo.
¿Se movía todo demasiado rápido?¿era eso? tal vez arrojar el periódico a un lado o estar a punto de hacerlo marcara una gran diferencia. Cosas que colisionan, y cosas que se quedan esperando. ¿Se movía todo demasiado rápido? No, era más profundo. Las cosas colisionaban unas contra otras sin más, sin que salir corriendo pudiera servirles de mucho. Tampoco nosotros éramos muy buenos esquivando. La lucha era omnipresente, e indiscernible de eso a lo que llamábamos vida.